
Attempts at definitive descriptions of predatory publishers have frequently been criticised as either being incomplete or capturing features that may legitimately exist within the complex range and diversity of scholarly publications.
Committee on Publication Ethics (COPE).
Actualización Enero 2021
Las revistas depredadoras o pseudo-journals publican artículos de investigación sin aplicar los estándares de calidad que se espera de las genuinas revistas académicas, muy notablemente sin llevar a cabo procesos de evaluación externa o peer review.
Dado que, a cambio de publicar, exigen un pago a los autores, a veces se confunden errónea e injustamente con las revistas de tipo open access. Y esto es un problema añadido de enorme magnitud para la comunicación científica.
Las revistas open access son una de las mejores esperanzas de la humanidad, dado que brindan la posibilidad de una ciencia al alcance de todo el planeta. En cambio, las revistas depredadoras amenazan este escenario al arrojar la sombra de un mezquino fraude sobre revistas legítimas.
La cuestión es que el acceso abierto y las revistas depredadoras no tienen la más mínima relación, pero estas últimas intentan aprovechar aspectos laterales de las primeras para conseguir sus propósitos de engaño. Por eso, una buena parte de esta entrada la dedicaremos a intentar eliminar esta confusión.
Consecuencias de publicar en pseudo-journals
Un punto importante a considerar es que, si una revista es depredadora, los artículos publicados en ella carecen de validez académica. Claramente: no deberían ser citados, ni deberían ser utilizados ni para acreditaciones ni para ninguna clase de méritos que pueda sustentar una carrera académica.
Pero, tan importante como denunciarlas por el daño que hacen a la comunicación científica, es delimitar con precisión qué es y que no és una revista depredadora por las consecuencias injustas que una mala caracterización puede tener en las carreras académicas y en la propia comunicación de la ciencia.
El open access y los pseudo journals y como diferenciarlos: una propuesta de clarificación
Por lo tanto, para explicar qué son las revistas depredadoras y por qué no tienen relación real ni con el acceso abierto ni con pagar por publicar, trataremos el tema en los puntos que se muestran a continuación. Los interesados exclusivamente en la naturaleza de las revistas depredadora pueden ir directamente a los puntos 6 y 7 de esta lista:
- Qué es el open access
- Qué no es el open access
- Qué es el Article Processing Charge
- Cómo se financia el open access
- La evaluación externa como característica inherente de las revistas científicas
- ¿Qué hace que las revistas depredadoras sean depredadoras?
- Cómo reconocer una revista depredadora
- Listas blancas
- Listas negras
- Conclusiones
1. ¿Qué es el open access?

Posiblemente se trata del movimiento más importante en la ciencia de las últimas décadas, y su influencia está destinada a crecer cada vez más hasta convertirse en la forma dominante de difusión de la ciencia en todo el mundo… si todo va bien.
El open access o acceso abierto consiste en el acceso directo, libre y sin ningún tipo de barrera a contenidos científicos, educativos o académicos. En concreto, un contenido en acceso abierto significa que se puede:
- leer,
- descargar,
- copiar,
- distribuir,
- imprimir,
- buscar o
- enlazar,
sin barreras:
- económicas,
- tecnológicas,
- legales o
- administrativas.
Hemos señalado que es el movimiento más importante de las últimas décadas porque el fin último del acceso abierto es conseguir que la totalidad del conocimiento (en especial, el de tipo científico) producido en todo el mundo resulte accesible al conjunto de la humanidad.
Es una situación que no se ha dado jamás en la historia, y su desarrollo pleno tendrá un impacto enorme en la cultura y la ciencia, porque cualquier ciudadano, investigador o estudiante de cualquier lugar del mundo, independientemente de sus recursos económicos, podrá acceder a un conocimiento que, actualmente, solo está a disposición de países, empresas o personas con rentas altas.
La idea a favor del acceso abierto a la ciencia
La idea es muy simple: si no tienen acceso a los contenidos en iguales condiciones todos los investigadores y estudiosos, sino solo los que poseen mayores recursos, entonces la ciencia y el conocimiento en general puede perder a algunas de sus mejores mentes, y de paso, algunos desarrollos que podrían limitar o eliminar una gran cantidad de sufrimiento en el mundo.
Ya existe una amplia oferta de contenidos en acceso abierto, gracias lo cual, cualquier investigador o estudiante actual, de cualquier lugar del mundo puede comprobar los enormes beneficios del open access cada vez que puede acceder sin costes ni barreras de otro tipo a contenidos que le permiten avanzar en sus estudios o investigaciones.
El open access forma parte de un movimiento aún más global, denominado open science que persigue extender los beneficios del open access al ciclo completo de la ciencia, de modo que, en concreto, los datos resultantes de las investigaciones también estén disponibles en modo abierto.
Sin embargo, el acceso abierto no está exento de problemas, ni de controversias, como cada cosa, grande o pequeña, relacionada con la comunicación académica pero es difícil no estar de acuerdo con su objetivo final: hacer que la totalidad del conocimiento científico sea accesible para toda la humanidad.
2. ¿Qué NO es el open access?
El acceso abierto no tiene relación:
- Con los derechos morales de autor, es decir, con el derecho a la integridad de la obra y el reconocimiento de la autoría, que no quedan afectados de ningún modo por el acceso abierto. Por el contrario, la filosofía del open access incorpora especialmente la protección de estos derechos.
- Con pagar por publicar, porque el derecho a publicar no se adquiere a cambio de un pago, sino por haber superado una o más evaluaciones. Además, algunas revistas de tipo open access publican sin coste para los autores, mientras que algunas revistas tradicionales pueden solicitar pagos a los autores para ayudar con los costes de edición.
- Con las características de los procesos de evaluación, que no experimentan cambio alguno en función de que la publicación sea o no de tipo open access.
Las revistas open access se denominan así porque publican sus contenidos sin ningún tipo de barrera económica, legal o técnica (más allá del requerimiento imprescindible, como el uso de un navegador). Nada más. Y nada menos.
3. ¿Qué es el Article Processing Charge o APC?
Procesar un artículo para que pueda ser publicado por una revista científica tiene unos costes directos e indirectos asociados, cosa que se suele olvidar cuando algunos se preguntan, no sin ingenuidad, porqué cobran suscripción algunas revistas si los autores no perciben ninguna remuneración.
Entre las partidas de gasto más significativas en las que incurre una revista podemos citar las siguientes (aunque seguro que los editores de revista serían capaces de señalar algunas más):
- Selección y admisión (o rechazo) de manuscritos.
- Evaluación externa (peer review).
- Edición, revisión de estilo y ortotipográfica de los manuscritos aceptados.
- Maquetación del artículo.
- Publicación en formato digital y, en su caso, en forma impresa, más gastos de transporte en este último caso.
- Plataforma digital de la revista, incluyendo gestión de DOIs, url permanentes, etc.
- Difusión y promoción de los artículos.
- Subvenciones para autores exentos de APC.
- Atención al público general y a autores y evaluadores.
En el último punto hemos señalado que algunas editoriales deben cubrir también mediante el APC las exenciones (APC waivers) o descuentos que hacen a autores con menos recursos.
Todo lo anterior forma parte del así llamado Article Processign Charge o APC. Los APC tienen un importe que va desde varios cientos de euros, hasta varios miles, según países y tipos de revistas. Las revistas anglosajonas suelen tener APC más altos que las españolas, p.e.; y las revistas de Ciencias, más altos que las de Humanidades.
En general, el arco de los APC suele ir de unos 800 dólares hasta 5.000 o poco más; con los 1.000 dólares como una de la tarifas más habituales, al menos en Ciencias Sociales y Humanidades.
Los APC no aparecen con, ni son exclusivos de, revistas open access
Existe la creencia de que el concepto del APC (con el consiguiente cobro del mismo a los autores o a las instituciones donde trabajan) nace con el open access, porque se supone que en las revistas tradicionales estos costes quedaban cubiertos por las suscripciones.
Sin embargo, mucho antes del open access, las revistas tradicionales ya tenían vías de financiación basadas en diferentes modalidades de cobro a los autores. Vías que en algunos casos siguen existiendo.
Una de estas modalidades era el cobro por las separatas. Cada vez que un autor publicaba en una revista tradicional, se facturaba una determinada cantidad al mismo por proveerle ejemplares impresos separados de su artículo, con la idea de que los pudiera distribuir entre sus colegas. Era una operación que ayudaba a financiar a la revista y a los autores a difundir su trabajo, y así ganar influencia, en una era pre Internet.
Actualmente, revistas de máxima calidad y prestigio pueden cobrar a sus autores (aunque no mencionen los APC) por determinados conceptos, como, p.e., proporciona ejemplares impresos de la misma (en una función similar a las separatas), o por la revisión y maquetación de los artículos.
Lo más importante es que, en la relación entre revistas open access, revistas tradicionales y cargo de costes a los autores, hay al menos cuatro situaciones distintas:
- Revistas tradicionales que pueden pedir una parte del APC a los autores.
- Revistas open access, pero que no contemplan coste alguno para los autores ya que se financian por otras vías, normalmente por apoyo institucional o mecenazgo.
- Revistas open access que se financian mediante cobro del APC a los autores (o a su institución), algunas de ellas con políticas de exención de pago a autores de ciertos países sin respaldo institucional.
- Revistas híbridas en las que el autor puede eligir publicar en abierto si lo desea (p.e. para tener mayor difusión), en este caso a cambio de APC.
4. ¿Cómo se financia el acceso abierto?

Ya hemos visto que la relación entre open access y cobro a los autores no es unidireccional ni unívoca. Además de revistas que funcionan de forma total en modo open access, y revistas que funcionan de forma total en modo tradicional, hay una gran cantidad de revistas que adoptan un modelo híbrido: son los autores quienes eligen cómo publicar. Si eligen en modo abierto, deben afrontar el pago del APC (este es un modelo que no gusta a los ideólogos del Plan S, seguramente por buenas razones, pero esto es otra historia).
La cuestión que debemos recordar es que el open access se puede conseguir por dos vías principales:
- la denominada vía dorada, que es cuando el artículo se publica de forma nativa en modo abierto;
- la denominada vía verde, que es cuando el autor procede al autoarchivo de su trabajo utilizando repositorios de su universidad o de otras instituciones reconocidas.
Según la teoría, es en la vía dorada en la que puede intervenir el concepto de APC soportado en parte o en su totalidad por los autores (o sus empresas o instituciones), cosa que refleja el diagrama precedente de la Universidad de Arizona.
Como sea, aunque no es difícil encontrar listas más o menos largas de modos de financiación en el caso de la vía dorada, una revisión realista reduce los modelos a dos opciones (al menos si hablamos de Humanidades y Ciencias Sociales):
- Revistas soportada por los autores a través de los APC.
- Revistas soportadas por una institución que financia parte o la totalidad de la revista.
Por supuesto, tenemos siempre modelos híbridos (en más de un sentido): soportadas, en parte, por los autores, y en parte por una institución; o bien, soportadas por los autores cuando optan por el open access, y por suscripciones en los demás casos.

Ningún modelo excluye aportaciones más o menos estructurales o más o menos puntuales, desde publicidad hasta financiación mediante ayudas, becas, proyectos financiados, etc.
Por tanto, antes de pasar al punto siguiente retengamos algunas ideas:
- Los APC son los costes derivados de los necesarios procesos de evaluación, edición, publicación y difusión de artículos académicos.
- Los APC no son propios de las revistas open access, sino de cualquier clase de revista por el mero hecho de existir. Que una revista no cobre APC a sus autores, no quiere decir que no los tenga. Quiere decir que los financian o por suscripción o por algún otro tipo de financiación.
- Revistas académicas de prestigio pueden solicitar parte de los APC a sus autores, independientemente de que sean, o no, de acceso abierto.
- Por el contrario, algunas revistas de acceso abierto no cargan ninguna clase de gasto a los autores.
- Las revistas open access que no facturan el APC a sus autores, no viven del aire. Algunas se financian con dinero público: p.e. con horas de trabajo de profesores de universidad (el coste de oportunidad es las otras actividades que podrían hacer en lugar de esta), o con proyectos financiados; o por alguna clase de aportación de un departamento o universidad. O con una combinación de todo ello a la vez. Obsérvese que todo lo anterior está relacionado de forma directa o indirecta con financiación pública. Estas revistas no es que no tengan APC, es que el APC lo acabamos pagando con el bolsillo de todos.
- En cambio, en las revistas soportadas por APC a los autores, pagan únicamente los principales beneficiados, esto es, los autores, quienes, gracias a esta publicación pueden mejorar sus contratos, obtener acreditaciones, ganar proyectos, etc.
- Además, la mayor parte de las veces este pago no lo hacen realmente los autores, sino que lo cargan a sus proyectos. Nuevamente, es capital público el que interviene, pero ahora, al menos el artículo queda al alcance de todo el mundo.
- Para aportar más variedad al panorama, resulta que una de las vías del acceso abierto, la del autoarchivo ni siquiera necesita revistas que sean de acceso abierto.
- El open access, por tanto, se financia y se alcanza mediante una diversidad de vías.
5. La evaluación como característica principal de las genuinas publicaciones científicas
El elemento característico de las verdaderas revistas académico-científicas es que solamente publican artículos de investigación que hayan superado una doble evaluación.
En concreto, de todos los manuscritos que llegan para cada número y que optan a la sección de artículos de investigación, solamente se acaba publicado la fracción de aquellos que han superado esta doble evaluación:
- Primero: tiene lugar una selección editorial (evaluación interna) basada en la calidad percibida del artículo y su adecuación a las políticas y normas de la revista. En este proceso, hasta el 90 por ciento de los manuscritos puede ser rechazado.
- Segundo: tiene lugar una evaluación a cargo de al menos dos expertos externos al cuerpo editorial de la revista, que puede exigir (de hecho, es lo habitual) nuevas versiones del manuscrito original, incorporando las propuestas de los evaluadores. Estas nuevas versiones vuelven a ser examinadas y solamente en caso que los editores consideren que los autores han sabido dar respuesta a las observaciones y cambios propuestos, el manuscrito pasará a convertirse en artículo publicado.
Todo lo anterior, puede exigir diversas rondas de evaluación en las cuales hay un intenso intercambio de ideas y propuestas entre autores y evaluadores, y de una forma que debe quedar perfectamente registrada y documentada.

Servicios adicionales
Una vez aceptado el manuscrito en su forma final, las revistas académicas aplican una intensa labor de revisión de estilo y ortotipográfica, así como de maquetación o edición formal, para dotar de la máxima calidad posible al artículo en su versión final (postprint).
Quienes alguna vez se han dedicado a esta labor saben del ingente número de horas que puede llegar a consumir así como lo importante que es para asegurar la calidad de una publicación. En las revistas académicas esta revisión incluye la eliminación de cualquier error, desde referencias mal citadas hasta incoherencias en la numeración de figuras y tablas, nombres propios mal escritos y cualquier error (in)imaginable pero que los autores cometemos y los buenos editores detectan.
Por último, pero no menos importantes, las revistas científicas deben llevar a cabo una serie de procesos, desde la obtención del DOI, hasta la subida a sus plataformas editoriales, pasando por la monitorización de la adecuada indexación en bases de datos, y la difusión en redes sociales y especializadas.
No existe tal cosa como pagar por publicar en las genuinas revistas académicas
Si volvemos al foco de este apartado, cabe señalar que existencia de APCs a cargo del autor no define a las revistas en acceso abierto. Ciertamente, algunas de ellas se financian así totalmente o en parte, pero también hay revistas tradicionales que lo hacen.
Además, hay revistas híbridas que permiten elegir a los autores publicar en abierto (con APC a su cargo) o en forma tradicional. Por tanto, como muestra la tabla siguiente, el hecho de los APCs a cargo de los autores no sirve para identificar de manera taxativa al tipo de revista (open access o tradicional):

Exenciones del APC
Cabe señalar que incluso las editoriales que cobran a sus autores, contemplan vías de exención (APC waivers) del mismo por diversas circunstancias, por ejemplo, para autores de ciertas regiones del mundo y/o que carecen de apoyo financiero institucional.
Pueden verse ejemplos de las denominadas APC waivers (exenciones del APC) en las políticas que, sobre este tema mantienen editoriales como BCM, Taylor and Francis, o Elsevier.
Pero, en realidad, lo más importante, es que, el supuesto hecho de «pagar por publicar», siempre que hablemos del ecosistema de las publicaciones científicas, es algo que en realidad no existe.
Ciertamente, en las revistas que cobran a los autores, parece que se paga por publicar, pero no es así desde el momento en que, sin una doble evaluación superada no existe ni siquiera la mera posibilidad de pagar. Luego, el derecho a publicar se adquiere con calidad, no con dinero.
Para poner un ejemplo de un ámbito no muy lejano, es evidente que nadie obtiene una titulación académica en universidades de prestigio por pagar, aunque las tasas de matrícula sean muy altas. Se obtiene la titulación por haber superado un número de créditos, no por el hecho de haber pagado la matrícula. En caso contrario, se trata de un fraude que es perseguible por la ley.
6. ¿Qué hace que las revistas depredadoras sean revistas depredadoras?
Como hemos dicho antes, una revista depredadora o un pseudo-journal imita a una revista académica, pero en realidad no lleva a cabo a cabo los procesos más importantes que se espera de ellas. Cómo intentan ocultar esta realidad, y de paso pretenden cobrar APC por servicios que NO han prestado, se consideran un fraude.
Sin embargo, el aspecto del cobro, por sorprendente que pueda parecer, es lo de menos. Ciertamente, cobrar a cambio de nada, es siempre fraudulento y se supone que delictivo. Pero, desde el punto de vista del verdadero daño a la ciencia, el problema real es que publican artículos sin aplicar llevar a cabo procedimientos de peer review y de chequeo de la calidad.
Dicho de otro modo: publicar artículos de investigación sin un proceso real de evaluación previo es exactamente el fraude científico que cometen. Y esto es exactamente lo que vuelve depredadora a una revista. Quizás desde el punto de vista de un juez el cobro sea lo importante. Pero, desde el punto de vista de la integridad y de la ética científica es el incumplimiento deliberado de los estándares de calidad lo que hace que una revista sea depredadora, aunque no cobrase ni un céntimo por ello.
Una variación especialmente grotesca de los pseudo-journals, al menos tal como lo reporta el ICMJE, son los casos en los que nunca llegan a publicar el artículo (aunque han cobrado por ello al incauto o pícaro -según se mire- autor). La paradoja es que esto, aún siendo un fraude sin paliativos, tal vez sea menos preocupante que cuando los publican.
El ICMJE los coloca a todos en la misma categoría de fake, pseudo o predatory journals, aunque creo que deberían estar en una categoría aparte. La paradoja, como decimos más arriba, es que, una vez que el ingenuo o pícaro autor ha pagado, mucho mejor que no lo publiquen. Por tanto, por grosero que sea el fraude, el daño a la ciencia en realidad es menor. Por supuesto, estas revistas merecen ser perseguidas y denunciadas, no tienen ninguna disculpa, pero al no publicar nada, parece que son en realidad un caso aparte y distinto de las revistas depredadoras. Y menos grave, se mire por donde se mire.
Usemos la lógica
Para intentar una prueba lógica de que el cobro es lo menos importante en el caso contra las revistas depredadoras probemos a responder la siguiente pregunta:
- Si una revista publica artículos sin cumplir los estándares de calidad pero tampoco cobra, ¿deja -por este motivo- de ser fraudulenta?
Imaginemos por un momento un pseudo journal creado para inflar currículums de compañeros o amigos que se disponen a pasar sendas acreditaciones (por ejemplo). Supongamos que, dado que se ha montado solo para inflar CV y no cobra APC, ¿dejar de ser un monumental fraude?
La publicidad o la promoción no son indicadores de fraude
Hace algún tiempo, era un lugar común (en el que yo mismo he caído alguna vez) señalar que recibir correos invitando a publicar era un posible indicador de pseudo journals. En línea con esto, a veces, han sido señaladas como posible depredadoras a editoriales de nueva creación, a veces muy innovadoras, pero que deben hacerse un hueco en el mercado con estrategias de promoción que a algunos observadores les pueden parecer un poco agresivas.
Pero las acciones de promoción de las revistas académicas ya no son un indicador de nada. Por un lado (y esto es malo), den ustedes las gracias a la idolatría de los cuartiles que han acabado imponiendo las agencias de evaluación, y por otro (y esto es bueno) a una sana competencia en el mercado de la comunicación científica, por ser responsables más o menos a partes iguales de este nuevo fenómeno.
Las revistas académicas, incluyendo aquellas que aplican los mejores estándares de calidad, están obligadas a llevar a cabo políticas de difusión y de captación de talento si quieren mantener sus índices de impacto, si necesitan abrirse camino en el cada vez más competitivo mundo de la comunicación académica o si, honrando una de sus responsabilidades, intentan dotar de la mayor visibilidad posible a los trabajos de sus autores.
Esto último, a su vez, forma parte de la responsabilidad social de la ciencia cuando ha sido financiada con fondos públicos. Otra cosa es que el tipo de campaña nos puede parecer más o menos afortunada, pero esto lo podemos decir incluso de las mejores ONG, si vamos a ir por este camino. Si nos disgusta recibir los correos de una editorial cuando anuncia nuevos números, podemos marcar su correo como spam, pero no podemos decir que es depredadora.
La visión de los principales comités de editores sobre revistas depredadoras
Como sea, lo cierto es que, señalar la falta de evaluación, así como de otros servicios relacionados, es donde coinciden los principales organismos sobre ética de la publicación académica, tales como COPE, ICMJE o WAME, cuando caracterizan a los pseudo-journals.
Si examinamos sus análisis, podemos ver que aparece una coincidencia en los siguientes puntos:
- Las revistas depredadoras incumplen el estándar de calidad más importante de las genuinas revistas académicas al no aplicar evaluación externa o peer review.
Además, este incumplimiento tiene lugar en un marco general de decepción y fraude en el que también encontramos:
- Ausencia de otros servicios esenciales que se esperan de las auténticas revistas académicas, como la revisión y corrección de los manuscritos.
- Ausencia de una auténtica infraestructura de publicación con un sistema de archivos coherente y sólido, uso de DOIs, enlaces permanentes, etc.
- Falsedad o falta de transparencia en aspectos esenciales de la revista, de la empresa editorial, de los procesos de evaluación, de formas de contacto con los editores, etc.
- Falsedad o ausencia de información sobre la pertenencia a sociedades científicas, sobre la composición del cuerpo editorial, sobre la indexación de la revista en bases de datos, etc.
Lo que en ningún caso encontramos es referencias ni a los APC ni a campañas de difusión de los trabajos de sus autores. Pero, veamos con un poco más de detalle las visiones de WAME, COPE e ICJME.
WAME
En el caso de WAME, a través de su sitio oficial podemos consultar el artículo de Laine y Winker (2017) que señala lo que sigue (el destacado es nuestro):
Although predatory journals may claim to conduct peer review and mimic the structure of legitimate journals, they publish all or most submitted material without external peer review (…)
Fuente: Laine, Winker, 2017 (WAME)
COPE
Por su parte, COPE, en su documento de discusión sobre revistas depredadoras, señala varias veces la inexistencia de la evaluación externa (peer review) como el elemento principal en el que fallan estas revistas (los destacados son nuestros):
Attempts at definitive descriptions of predatory publishers have frequently been criticised as either being incomplete or capturing features that may legitimately exist within the complex range and diversity of scholarly publications. Some definitions of predatory publishing say that authors are charged a submission and/or publishing fee, which some legitimate publishers also charge, but the predatory publishers misrepresent the expected level of services, such as peer review and copy editing, that are provided by legitimate publishers
Fuente: COPE.
La captura siguiente muestra este apartado del documento del COPE juntos con unos puntos complementarios:
El COPE señala que algunos intentos de definir a las revistas depredadoras han sido frecuentemente criticados «por incluir características que pueden existir legítimamente dentro del complejo rango y diversidad de las publicaciones académicas». Y cita específicamente como ejemplo de característica equivocada «decir que los autores les son cargados gastos de publicación ya que editoriales legítimas también aplican estos cargos».
A continuación, señalan que es «la ausencia de los niveles esperados de servicios, como el peer review y la revisión del texto, que proporcionan las legítimas publicaciones», lo que caracteriza en realidad a estas falsas revistas
ICJME
En cuanto al ICJME, podemos examinar la siguiente captura, de la que hemos destacado tres apartados muy importantes:
En este caso, retenemos de nuevo la idea de que los pseudo-journals aseguran llevar a cabo revisiones de tipo peer review, sin que sea cierto: «They claim to perform peer review but do not (…)«.
En el segundo destacado señalan que es responsabilidad de los autores evaluar la integridad de las revistas a las que envían sus manuscritos. Por último, en el tercero nos dicen que no debemos citar artículos publicados en pseudo-journals.
Los pseudo journals hacen cierta la expresión «pagar por publicar»
En el punto 4 dijimos que el hecho de «pagar por publicar» en el mundo académico no existe, por la misma razón que nadie obtiene un permiso de conducir auténtico por pagar, sino porque ha superado un examen.
Pero, es evidente que nos referíamos a las genuinas revistas científicas. Los pseudo-journals, en cambio, hacen que esto sea exactamente así, y por eso es un fraude.
Es como si una institución académica proporcionara títulos a cambio de dinero. El problema principal, aunque sea lo que más llama la atención, no es el dinero que han cobrado, el problema principal es que han proporcionado el título a alguien que no ha demostrado tener los conocimientos y habilidades que el título certifica, porque no ha cursado las asignaturas, ni entregado los trabajos, ni superado las evaluaciones. Podemos recurrir a una prueba lógica similar a la utilizada más arriba: ¿alguien puede considerar que sería menos fraude si le hubieran dado el título a cambio de cero euros, respondiendo en su lugar, por ejemplo, a un intercambio de influencias?
Volviendo a nuestro terreno, la suerte es que, hasta donde nosotros sabemos, no se conocen casos de revistas depredadoras que hayan sido admitidas en ninguna base de datos o repertorio de revistas de calidad, por lo cual su impacto en la ciencia por suerte se ha mantenido limitado hasta ahora, y es de esperar que va a seguir siendo así mientras tengamos esta especie de cordón sanitario que forman las bases de datos académicas y los repertorios de revistas que manejan las agencias de evaluación.
«Lucro sucio»
Ciertamente, existe controversia también sobre revistas que, pese a aplicar procesos de evaluación externa, han sido acusadas de ser predadoras por publicar un alto número de artículos, lo que se supone se hace solamente para multiplicar los ingresos.

Pero obsérvese que esta es otra cuestión. Si la editorial respeta el principio de la evaluación externa y aporta el resto de servicios esperados de una verdadera revista académica, no podemos considerarla depredadora.
Podría ser una revista de escasa calidad si mantiene tasas de rechazo muy bajas, pero en este caso, no atraerán citaciones de otras revistas. La cuestión es que en el caso más conocido de acusaciones bajo esta óptica, el mega journal PLOS One (una organización sin ánimo de lucro, por cierto) tiene una posición en los rankings y unos índices de impacto que son imposibles de conseguir con una pauta general de artículos de baja calidad. En general, una revista con una pauta general de baja calidad, tiene pocas opciones de ser admitida en bases de datos como Scopus o WoS, ni siquiera en otros menos restrictivos como DOAJ o ERIHPlus.

Lo cierto es que la acusación de «lucro sucio» en realidad se puede aplicar a cualquier sector de negocios. No tiene conexión real con el tema que nos ocupa. Si la motivación de la empresa propietaria de la revista es hacer el bien de la humanidad, o hacer ricos a sus dueños, no afecta a lo que estamos discutiendo.
¿Cómo atraen manuscritos las revistas depredadoras?
Dado que carecen del mínimo prestigio, raramente los autores enviarán sus trabajos de modo espontáneo a esta revistas, salvo en el caso de autores desesperados, mal aconsejados o deshonestos. Es impensable que, por ejemplo, a un investigador en formación su supervisor le anime a enviar un manuscrito a esta clase de revistas, y si es el doctorando el que le lleva la propuesta, su supervisor le desengañará (o eso esperamos).
En su lugar, estas revistas captan a los autores a través de campañas de promoción, casi siempre por correo electrónico. Son muchos los autores de todo el mundo que reciben en algún momento un correo de alguna de estas revistas invitándoles a participar en un supuesto próximo número. Normalmente, se puede ver que el correo es una forma de spam porque probablemente nos invitan a participar en temas que no tienen nada que ver con nuestra especialidad, porque está pésimamente redactado o porque usa un lenguaje extravagante e invoca organismos desconocidos con nombre no menos extravagantes (o todo a la vez).
El problema es que los autores reciben también llamadas de participación a revistas (y congresos) que son muy reales, de modo, que nos podemos preguntar por la forma más segura de cómo podemos identificar a una revista depredadora, cosa que nos lleva al siguiente punto.
7. ¿Cómo podemos identificar a una revista depredadora?
Por lo dicho, la forma inequívoca de identificar a una revista depredadora, pero la menos conveniente, es la siguiente: lo sabremos si aceptan nuestro manuscrito sin llevar a cabo antes una verdadera evaluación externa.
Sin embargo, vemos como se apresuran a pedirnos algún pago (más o menos prudente según la ambición de los depredadores) para aceptar el manuscrito.
Seguiría la prueba al comprobar que lo hacen sin cambios, incluyendo errores ortográficos o de otro tipo si los hemos dejado por accidente o a propósito.
Pero hemos dicho que es la menos conveniente, porque significa que hemos colaborado con estas revistas y además hemos apoyado un fraude. Salvo que estemos haciendo un experimento sobre revistas depredadoras, para después denunciarlas. Pero no se me ocurre un experimento más aburrido en el mundo.
Por lo tanto, esto nos devuelve la pregunta. ¿cómo las podemos identificar? En el pasado, acceder al sitio web de la revista era bastante revelador, pero por desgracias, hay editoriales depredadoras que cada vez imitan mejor a las revistas auténticas. Los siguientes puntos se refieren a posibles comprobaciones que podemos hacer en el sitio de la revista probablemente depredadora:
- Si accedemos al sitio de la revista, en ocasiones veremos sitios web de muy poca calidad, Indicios reveladores pueden ser, por ejemplo, una cantidad absurda de anuncios, o la imposibilidad de encontrar un histórico de números anteriores. Sin embargo, cada vez son capaces de imitar mejor sitios de verdaderas revistas académicas. Para descubrir algún indicio revelador en este aspecto, deberemos profundizar en la navegación del sitio. Es característico que anuncien índices de impacto sin enlazar a la fuente, u organismos académico-científicos que no existen: no hay enlace al sitio correspondiente o está simulado. Por suerte, a veces esta inspección hará innecesario seguir con los otros puntos, pero por desgracia esta inspección no siempre es concluyente.
- Como ya hemos señalado, mencionan repertorios o bases de datos, de los que supuestamente forman parte, que, o bien no corresponden con los manejados habitualmente por los académicos y las agencias de evaluación, o bien no es cierto que formen parte, o bien son directamente inventados. Cada una de estas posibilidades requiere una forma de verificación propia. Para saber si la revista o la editorial forma parte, podemos acudir al sitio oficial de cada repertorio o base de datos, p.e.
- Aseguran formar parte de sociedades científicas reales o imaginarias, en un punto muy similar al anterior. Como en el punto 2, lo podemos verificar visitando los sitios oficiales de tales entidades.
- No proporcionan información sobre su cuerpo editorial, ni páginas con instrucciones para autores, etc.
- Sin embargo. algunas revistas depredadoras solventan el caso anterior con una página con largas listas de nombres de académicos que imitan muy bien a las revistas reales. La clave está en que pueden utilizar nombre ficticios, o nombres de académicos reales, pero sin su permiso, incluso no es descartable que haya nombres de académicos incautos que hayan aceptado formar parte de esta revista ignorando su carácter. Esto es más difícil de comprobar, pero si estamos muy interesados, podemos escribir a estos académicos para recabar información.
- En el pasado, ocultaban la información sobre los APC, mientras que las revistas genuinas son totalmente transparentes en este aspecto. Sin embargo, pueden anunciar sin ambages que cobran APC, y en algunos casos hay una enorme variedad de APC anunciados, con revistas que pueden anunciar tarifas «normales» (si fuera una revista real) así como tarifas realmente disparatadas de 10.000 dólares o más (ver recuadro al inicio de esta entrada).
Las listas blancas: repertorios y bases de datos académicas
Una de las prácticas habituales del mundo académico consiste en crear repertorios de revistas académicas. Un aspecto especialmente importante de los mismos es que para que una revista pueda formar parte de tales repertorios debe superar alguna clase de evaluación de calidad.

Otro fuente de información son las bases de datos que indexan los contenidos de las revistas, ya que siguen un criterio parecido: no incluyen revistas en sus índices sin antes proceder a alguna forma de evaluación o de selección de calidad.
A continuación, indicamos las fuentes donde se puede hacer la consulta: si no aparece la revista en ninguna de ellas, salvo que se trate de una revista recién creada, es posible que sea una revista depredadora.
Si la revista no aparece en los dos primeros de entre los siguientes, es casi imposible que lo haga en los demás, por lo tanto la consulta puede resolverse de forma rápida (por este motivo, las destacamos). Solamente si, por alguna razón, necesitamos una enorme cantidad de evidencia, podemos agotar la lista:
Excurso: un caso concreto
Recientemente, hemos sabido de un caso concreto de uso de revistas depredadoras en un Departamento de una universidad española. Los compañeros denunciaron que uno de los candidatos a un puesto estable de profesor utilizó revistas depredadoras para inflar su currículum. Esto les creó un auténtico problema, porque al parecer la normativa interna de promoción no había previsto esta posibilidad.
La moraleja es que este Departamento hubiese evitado el fraude si solamente aceptaran artículos de revistas que figuren al menos en alguno de los 6 repertorios y bases de datos señalados en el punto anterior. No sería ninguna imposición restrictiva ni elitista, porque el conjunto de tales repertorios cubre todos los ámbitos y todas las revistas, independientemente de su índice de impacto. Pero eso sí, las depredadoras quedan excluidas. Una consulta a tiempo a los expertos de su biblioteca universitaria seguramente les hubiera resuelto el problema.
Nuevas revistas
De todos modos, la prueba por ausencia nunca es concluyente («la ausencia de evidencia, no es evidencia de su ausencia», o falacia ad ignorantiam). Ciertamente la revista que no aparece puede ser un pseudo journal, pero también puede ser una revista genuinamente científica que aún no ha podido entrar en estos índices, por ejemplo, por ser una revista de menos de dos años de existencia. Y hemos de admitir que si cerramos la puerta a nuevas revistas, cerramos la puerta a la innovación.
Pero, sin al menos un año de funcionamiento es imposible que una revista pueda solicitar la admisión en estas bases de datos. Después, el proceso en sí puede alargarse otro año más. En este caso, nos puede ayudar considerar las características de la editorial que publica esta nueva revista. Si publica otras revistas y todas o la mayoría forman parte de repertorios como los indicados, podemos adjudicarle, al menos provisionalmente, la calidad de la editorial.
Si es el caso de una editorial con una revista única, tendremos que atender a otras evidencias, como el cuerpo editorial, y la información que la revista proporcione sobre sí misma en el sitio oficial. Gracias a Google Scholar, podremos revisar los CV de los miembros del cuerpo editorial, por ejemplo y en caso de duda, pero a la vez estar muy interesados en colaborar con ella, siempre podemos escribir a alguno de los miembros del cuerpo editorial y solicitar información adicional.
Por último, nos queda la prueba por presencia, que consideramos en el siguiente punto.
8. Listas negras: ¿ayuda o problema?
Finalmente, podemos consultar directamente si la revista aparece en una lista que registra los títulos de las revistas depredadoras (lista negra) y de sus empresas editoras. Una de las listas en cuestión es la siguiente:
Puede parecer la solución definitiva, y el lector podría preguntarse porque no hemos empezado por aquí. Pero no es la solución definitiva porque a esta lista no se apuntan las revistas depredadoras para decir: «atención, no te confundas, somos una estafa», sino que es una lista mantenida por voluntarios a los que se les pueden escapar casos. Es decir, una revista depredadora recién creada, no aparecerá aquí, y no sabemos con qué frecuencia se actualiza o cuando se actualizó por última vez.
Además, esta lista indica literal y prudentemente (el destacado es nuestro): «list of possible predatory journals».
Falsos positivos
La precaución tiene un buen fundamento, porque se pueden dar casos de falsos positivos. No es tremendamente frecuente, pero en algunos casos ha sucedido que una de estas listas negras ha tenido que retirar nombres por haberlos incluido de forma errónea.
Además, se da la circunstancia de que la lista de criterios básicos del sitio Stop Predatory Journals acierta en varios indicadores, pero al menos un par de ellos tienen el potencial de conducir a falsos positivos. Vamos a considerarlos:
Vemos en el punto 1 que se mencionan «exorbitant rates«. La verdad es que en los casos reales que hemos conocido de pseudo journals, las tarifas por ACP podían ser muy reducidas (100 dólares o menos), aunque es cierto que también las hay con tarifas realmente exorbitantes. Entonces, este punto es un problema, porque revistas depredadoras con bajos APC pueden parecer inocentes, y revistas legítimas con ACP relativamente altos, pueden parecer depredadoras (podemos acusarlas de precios abusivos, pero tal vez no de ser depredadora).
El punto 3 también puede dar problemas. Las llamadas abiertas a las colaboraciones son muy frecuentes, tanto en revistas como en congresos (por cierto, siempre se ha hecho con los congresos y nadie se había quejado hasta ahora). Los correos de estas llamadas nos pueden llegar por diferentes listas o incluso ser reenviados por un colega con la mejor buena fe, y el resultado global es que nos puede parecer spam.
Pero esto no significa que la revista (o el congreso) que intenta atraer talento sea depredador. Puede disgustarnos que un congreso o una revista sea activo con el fin de anunciarse, pero de ningún modo está justificado que sea tachado de depredador.
Por otro lado, cada vez es más frecuente que los editores usen internet y redes sociales para contactar autores de prestigio de forma directa, ya sea para invitarlos a enviar artículos, para que actúen como editores, como miembros del cuerpo editorial o como evaluadores.
Es una actividad necesaria para la calidad de la ciencia. Confundir esta clase de correos con spam o intentos ilegítimos está fuera de lugar. Ningún académico puede ser una isla. Forma parte de su responsabilidad social estar disponible a ser contactado para estas labores. Luego puede aceptarlas o declinarlas.
Pero los autores así contactados pueden creer, injustamente, que la revista es depredadora en virtud de este punto 3. En todo caso, que nos inviten a participar en una revista no significa que nuestro trabajo no vaya a ser evaluado, y quien piense lo contrario, se llevará una gran sorpresa.
En realidad, son los puntos 4, 5, 6, 8, 9 y 10 los únicos que realmente pueden ser de ayuda para detectar una revista depredadora (y no demasiado). Pero el punto 4 necesitaría una mejor redacción, porque la rapidez es lo de menos. En realidad, las revistas legítimas harían bien en intentar mejorar sus tiempos de revisión, y algunas lo hacen con bastante éxito, sin ser depredadoras.
Otra cuestión, lateral, tal vez, es que resulta una lástima que debido a la naturaleza de su misión, los responsables de la labor de mantenimiento de esta lista se mantengan en el anonimato. Se puede entender perfectamente pero que, se mire como se mire, compromete su fiabilidad.
La lista proporciona un correo de contacto (stop@predatoryjournals.com). Lo he utilizado para enviar mis comentarios sobre los puntos 1, 3 y 4 (en inglés, claro). Será una señal de responsabilidad por su parte si al menos responden, no espero que me den la razón, sino que al menos acusen recibo y si encima responden, aunque sea rechazando mis argumentos, pero con otros argumentos,sería demostración de un enorme nivel de responsabilidad. Veremos. Si recibo respuesta, lo diré aquí en la próxima reedición de esta entrada. Actualización: a día de hoy (14 de enero de 2021) no he recibido ninguna respuesta.
En todo caso, esta lista puede solucionar nuestras dudas si se da el caso que la revista que deseamos chequear efectivamente aparece aquí. Si fuera el caso, lo cierto es que necesitaríamos mucha evidencia en contrario para no considerarla depredadora, y en todo caso, lo más lógico sería no complicarse la vida y evitar esta revista o editorial.
Fallos en el peer review
Las controversias y problemas reales que tiene el peer review, así como la realidad de las retracciones (artículos retirados por demostrarse a posteriori de su publicación que han incurrido en malas prácticas) también se han utilizado a veces para denunciar a supuestas revistas o editoriales depredadoras.
Pero este solo criterio no deberían servir porque entonces revistas de prestigio, incluyendo publicaciones de primer cuartil, deberían ser consideradas como depredadoras. Algunas de ellas han tenido problemas de retracciones, y cada caso de retracción es un caso de fallo en el peer review.
Lo que indican estos fallos en los procesos de evaluación externa, es que todo es falible, y el peer review nunca ha escapado a esta ley humana. Estos casos son lamentables y se deben exigir responsabilidades; si es necesario, pasando por dimisiones, pero es muy diferente del hecho de mantener políticas deliberadas de fraude. Esto último es un indicador de revista depredadora, lo primero no.
9. Conclusiones
¿La situación es tan grave como su reflejo en la prensa nos puede hacer creer en alguna ocasión, ya que cuando aparece en los medios, lo hace con un cierto dramatismo?
En nuestro caso, lo cierto es que la motivación principal para denunciar a las revistas depredadoras es separarlas del open access, lo que hemos intentado hacer aquí. Si las revistas depredadoras amenazan al open access, esto es, dificultan su implantación por crear un clima hostil hacia los APC, la cosa podría ser grave, porque las posibilidades reales de financiación se reducirían y podría ser imposible eliminar las revistas tradicionales cerradas.
Identificar a una revista depredadora puede ser más o menos fácil por acumulación de indicios, y sin duda es fácil en los casos más groseros, pero la única forma efectiva, indubitada y real de identificar a una revista depredadora sería por la demostrada inexistencia de procesos de evaluación externa. No sirve como criterio ni el uso de técnicas de promoción y marketing, ni la publicación de un alto número de artículos ni la aplicación de tarifas de APC, ya sean altas o bajas. Todas estas cosas pueden hacer merecedora a la editorial correspondiente de otras acusaciones, como precios abusivos u otras, pero no de ser depredadoras.
En cuanto al peligro real que representan para la ciencia en sí misma, tal vez estamos delante del famoso vaso medio lleno y medio vacío: es un fenómeno muy preocupante que no solamente no se puede ignorar, sino que hay que denunciar y combatir, cosa que intentamos aquí. Pero tampoco parece que vaya a ser el apocalipsis para la ciencia.
Por ejemplo, en la sección Para saber más, encontrarán los dos casos: el vaso está medio lleno («el tema es grave»), y el vaso está medio vacío («no hay para tanto»), bien representados con sendos artículos cada uno de ellos.
Por tanto, algunas posibles preguntas: (1) ¿debemos alarmarnos?, (2) ¿está en riesgo el open access por culpa de las revistas fraudulentas?, (3) ¿tenemos en marcha un fraude masivo en la ciencia?, (4) ¿cómo debemos actuar?
Mis respuestas:
- (1) Creo que hay que estar muy atentos, sin necesidad de alarmarnos, básicamente porque no sirve de nada, pero también por lo que diré a continuación.
- (2) De momento, parece que el open access goza de buena salud en cuanto a su aceptación por la comunidad científica, y cada vez hay más editoriales que publican en modo abierto o que facilitan el autoarchivo tras algún período de embargo. Además tiene el apoyo de organismos como la UE y numerosas sociedades científicas.
- (3) El fraude masivo que los pseudo journals perpretarían… si pudieran, está frenado por las barreras y controles de la mejor ciencia. Las bases de datos académcias, como Scopus y WoS, y otros repertorios de prestigio como los mencionados más arriba ayudan mucho, y de forma muy eficaz, en esta función sanitaria.
- (4) Lo mejor que podemos hacer es denunciar con energía la existencia de las revistas depredadoras, así como alertar a los investigadores para que jamás enviçen manuscritos a una revista sin comprobar su naturaleza.
En este sentido hemos de recordar que es responsabilidad de los autores evitar a estas revistas, así como no citar artículos publicados en ellas. De nuevo, el uso de repertorios y de bases de datos como los citados más arriba nos puede ayudar mucho en esto.
Otro puntos que me gustaría dejar claros son los siguientes:
- Publicar en abierto implica algún pago por los autores, o no. La relación acceso abierto/pago por parte del autor no es ni directa ni unívoca.
- Publicar en revistas tradicionales exime de pagos a los autores, o no. Algunas revistas tradicionales pueden requerir algún tipo de contribución económica a sus autores.
- Lo que caracteriza a las revistas depredadoras es que no aplican evaluación externa de tipo peer review a los trabajos que publican.
- El hecho de que una revista open access se sustente mediante APC es independiente de la calidad de la revista y por tanto de cualquier indicador de la misma, como el factor de impacto. Las revistas que cobran el APC a los autores presenta la misma diversidad y rango de calidad que las revistas tradicionales.
- Si cualquier clase de fallo en la evaluación externa, como los que dan lugar periódicamente a retracciones fuera un indicador de revista depredadora, entonces revistas de prestigio, deberían ser consideradas depredadoras y los CV basados en ellas, deberían anularse. (Para consideraciones adicionales ver el anexo La catástrofe ultravioleta).
- Las bases de datos y repertorios, entre estos últimos en especial los de mayor amplitud, como MIAR, DOAJ y otros, cumplen una labor de primera magnitud, actuando como la barrera sanitaria más eficaz contra las revistas depredadoras y a favor de la mejor ciencia. Lo mismo puede decirse de bases de datos como Scopus o WoS. La presencia de una revista en estos índices (que es independiente de si es open access o no, o de si cobran APC o no) es una garantía de máxima fiabilidad de la revista, y otros factores como los mencionados carecen de relevancia.
Anexo 1 – Magazines vs Journals
En inglés existen dos palabras diferentes para diferenciar las revistas comerciales o periodísticas, de las revistas científicas o académicas. Las primeras se denominan magazines, y las segundas journals. Nosotros tenemos la palabra revista para ambas clases. Si queremos diferenciar hemos de usar expresiones más largas (como las de más arriba).
Es una distinción muy cómoda que siempre echo de menos en español. En cambio, la expresión pseudo journal es totalmente explícita. Significa literalmente: revista que pretende pasar por científica, sin serlo. Y solo con dos palabras. Cuando te pasas la vida explicando conceptos en las clases o preparando materiales docentes se echa mucho de menos estas expresiones tan compactas.
Anexo 2 – Tipos de artículos
Algunas revistas académicas publican otros materiales además de artículos de investigación. En concreto, un artículo de investigación consiste en el reporte de una investigación empírica original de tipo cuantitativo, cualitativo o mixta (APA, 2020).
Pero además de estos, las revistas incluyen secciones donde pueden publicar notas breves o letters, artículos de tipo teórico o conceptual, artículos metodológicos, descripción de experiencias, reseñas de libros, etc.
Los trabajos de revisión pueden caer en las dos categorías: pueden ser considerados artículos de investigación si se trata de meta-análisis (APA, 2020) ya sea cuantitativos o cualitativos (revisiones sistematizadas), mientras que pueden carecer de esta consideración si se trata de una revisión bibliográfica tradicional.
Las revistas académicas que siguen las pautas habituales tienen una página de información en su sitio web oficial donde explican cuáles son las secciones que tienen (tipos de artículos) y detallan cuáles implican (o no) revisión por pares (peer review).
Los artículos de investigación deben superar una evaluación externa o revisión por pares, mientras que los otros trabajos pueden requerir solo una evaluación interna, a cargo de uno o más miembros del cuerpo editorial de la revista.
Anexo 3 – La idolatría de los cuartiles y el lucro sucio
La idolatría de los cuartiles es la denuncia principal de escritos como la declaración DORA y el Manifiesto de Leiden sobre el uso inadecuado del factor de impacto. Este uso, sobre todo en las evaluaciones de carreras académicas, ha llevado a una presión enorme para publicar en revistas de primer cuartil, lo que ha llevado a las revistas a incrementar sus acciones para aumentar las citas recibidas, lo que a su vez, les lleva a planificar campañas de difusión de sus trabajos cada vez más innovadoras o más agresivas según se mire.
El lucro sucio es un concepto que planea sobre cualquier actividad económica. Es la idea más o menos vaga que perseguir el beneficio, al menos en algunas actividades económicas, es algo intrínsecamente perverso. Mientras el lucro parece ser aceptado con naturalidad (o resignación) en algunas actividades, parece menos tolerable en otras, como en la comunicación académica.
A dónde queremos llegar en el primer caso, es a lo siguiente: no debemos culpar (solamente) a las revistas científicas de sus actividades de promoción de artículos (en caso que nos parezcan excesivas). Culpemos (también) a las agencias de evaluación y, posiblemente, aún más, a los asesores académicos de las mismas que insisten una y otra vez en utilizar el factor de impacto como indicador principal para las promociones. Repartir las responsabilidades no solo es necesario, es un acto de justicia y el primer paso para solucionar problemas si de verdad queremos afrontarlos. Vaya por delante mi respeto, reconocimiento y agradecimiento a la labor de las agencias y de sus asesores que en general está ayudando a mejorar la ciencia.
En el caso del lucro sucio, a donde queremos llegar es a lo siguiente: la búsqueda del beneficio, nos guste o no, es legal en todos (que yo sepa) los países democráticos del mundo, y es la base de la llamada economía de mercado. El dia que tengamos una economía que no esté basada en el mercado, si es que ese día llega alguna vez, la cuestión cambiará totalmente. Pero no estamos en este escenario, cosa que a algunos causará pena, pero a otros un gran alivio.
Lo que en ningún caso es ético son los márgenes excesivos de beneficio. Lo que es, además, ilegal son los abusos de posición dominante. Si tenemos datos fiables de que una empresa (sea una editorial de revistas académicas o una inmobiliaria) cae en alguna de estas prácticas, y tenemos la posibilidad y la motivación para ello, debemos denunciarlas. Pero aún así, si se trata de una editorial, no sería por ello un caso de editorial depredadora solo por este tema. Se podría cuestionar e incluso denunciar la falta de la honestidad de la empresa como tal, pero no la calidad de los artículos publicados. Por otro lado, nuestras creencias legítimas sobre lo que sería mejor para la humanidad (economía de mercado vs comunismo, p.e.) no debería interferir a la hora de considerar si una revista es depredadora (o no). De nuevo, esto sería otra cosa.
Anexo 4 – La catástrofe ultravioleta: un experimento mental
Permítame el lector que use este famoso episodio de la historia de la ciencia para referirme a las consecuencias de un experimento mental que quiero presentar aquí. Imaginemos que se acepta que una revista es depredadora por cualquiera de las siguientes razones: (1), cuando cobra APC ya sea en modelo open access o híbrido; (2) cuando presenta un historial con retracciones; (3) cuando lleva a cabo políticas activas de promoción y difusión de sus trabajos y de captación de autores. Un mapeo de revistas con los casos indicados posiblemente entre dos terceras partes y el ochenta por ciento de las revistas de las bases de datos Web of Science y Scopus.
Como, a su vez, el 80 por ciento de los científicos de todo el mundo, incluyendo la élite, habrá publicado el grueso de su producción en tales revistas, su CV debería quedar automáticamente invalidado y deberían abandonar sus posiciones académicas, sean las que sean. Ya sean profesores, rectores, directores de departamento, jefes de laboratorio, becarios predoc o postdoc, lo que sea, por haberse beneficiado de un fraude.
Si esto no es una catástrofe, ultravioleta o del color que ustedes quieran, ya me dirán qué es. Si fueran culpables de algo, a la mejor habría que aceptar el precio de esta catástrofe, pero si resulta que en la mayoría de los casos han tenido que superar evaluaciones externas reales para cada una de sus publicaciones, entonces además de una catástrofe sería un drama tan grotesco como injusto. Suerte que es un experimento imaginario.
La moraleja: aunque sea bien intencionado, es disfuncional o incluso puede ser irresponsable utilizar el término depredador cada vez que nos disgusta alguna cosa en el mundo de la comunicación académica. Por el contrario es vital que acotemos bien el término si de verdad queremos acabar con la lacra de las revistas depredadoras.
Hijacked journals Modalidad de editorial depredadora especialmente perversa Existen editoriales depredadoras que utilizan para sus revistas (casi) el mismo nombre de revistas legítimas (cambian apenas una letra del título) y exigen el pago de cifras que pueden llegar a los 11.000 dólares tras una falsa revisión. En caso de retirar el artículo (ante tal cifra, ¿quién va querer pagar?) exigen el pago del 80% de esa cantidad en concepto de gastos, exigencia que mantienen a través de múltiples correos que incluyen envío de facturas. Es de una importante vital consultar las listas blancas antes de enviar una propuesta de artículo a una revista. Complementariamente, las listas negras también pueden ayudar. |
Referencias sobre openn access y revistas depredadoras
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- European Commission (2020). Open access [consulta 13/08/2020]
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- COPE (2019). Document discussion: predatory publishing [PDF]. Committee on Publication Ethics.
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- Kendall, Graham (2017). «Why you should care about the rise of fake journals and the bad science they publish«. The Conversation, february 8, 2017.
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- Laine, Christine; Winker, Margaret A (2017). Identifying Predatory or Pseudo-Journals. World Association of Medical Editors.
- Olijhoek, Tom; Tennant, Jon (2018). «The “problem” of predatory publishing remains a relatively small one and should not be allowed to defame open access«. LSE Impact blog.
- Oermann, M.H., Nicoll, L.H., Carter-Templeton, H., Woodward, A., Kidayi, P.L., Neal, L.B., Edie, A.H., Ashton, K.S., Chinn, P.L., & Amarasekara, S. (2019). «Citations of articles in predatory nursing journals». Nurs Outlook, 67(6), 664-670. https://doi.org/10.1016/j.outlook.2019.05.001.
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