¿Existe un porcentaje de plagio aceptable en trabajos académicos? Spoiler: no

No hay porcentajes de plagio aceptables.
Fuente: artículo publicado en El Confidencial. Clic para acceder

Ningún porcentaje de plagio es aceptable. Ni en trabajos académicos ni en ninguna otra clase de trabajos intelectuales. La razón es que un plagio siempre es una mala praxis, con independencia de que sea fruto de un error o de un intento deliberado de manipulación.

Sin embargo, la captura que hemos puesto en la cabecera, tomada de una noticia publicada por un conocido medio de comunicación (para acceder, basta hacer clic en la captura) parece dar a entender que existe algo así como porcentajes de plagio aceptables, y este puede llegar a la asombrosa proporción del 30%.

Esta idea, que es intrínsecamente estúpida y repetida en otros lugares con intenciones dudosas (no en el caso del artículo señalado, que en realidad es de denuncia), es la que ha motivado esta entrada.


Nota: este autor carece de formación en derecho (entre otras muchas cosas). Lo que aquí se presentará son opiniones, bien fundadas según nos gusta creer, pero opiniones al fin. Intentan aportar aclaraciones conceptuales sobre el plagio en el contexto académico, no sobre el derecho de propiedad intelectual.


Preguntas y respuestas sobre el plagio académico

Aunque la idea sobre el grado cero como único porcentaje de plagio aceptable debería quedar meridianamente clara en nuestra opinión, hay todavía otras preguntas muy importantes que podemos hacernos de forma legítima:

Vamos a intentar dar respuesta a todas estas preguntas en este trabajo (al final del mismo, algunas fuentes adicionales).


¿Qué es plagio en trabajos académicos?

Plagiar, en el ámbito académico, consiste en utilizar como propios contenidos (texto, gráficos, fotografías, etc.) o ideas de terceros, en lugar de atribuirlos sin ambigüedad a sus verdaderos autores.

Con esta definición, no hacemos más que seguir la corriente principal, que podemos encontrar en autores como Harris (ver a continuación).

Una definición de plagio académico

«Cuando usted hace uso de palabras, ideas o cualquier información que no proceda de su propio conocimiento y experiencia, debe citar la fuente. No atribuir tal material intelectual prestado es plagio» (Harris, 2017)

(When you make use of words, ideas, or any information from a source other than your own knowledge and experience, you must give credit to the source in a citation. Not giving credit to such borrowed intellectual material is plagiarism (Harris, 2017))
Ver referencia en Worldcat

Si es muy amplio, el plagio puede tener un componente de fraude porque los trabajos académicos implican siempre una evaluación (tanto en el caso de artículos de revistas científicas como de tesis doctorales) y el equipo evaluador concede entonces una aprobación (en el caso de los artículos científicos) o un título (en el caso de las tesis de máster o de doctorado) de forma inmerecida.

Esta dimensión del plagio es lo más parecido a copiar en un examen. El profesor cree que el estudiante conoce la materia y le concede una calificación determinada que le permite aprobar la misma, sin que en realidad tenga los conocimientos que corresponderían a su calificación.

Veamos otra definición que, como veremos, insiste en aspectos parecidos:

Fuente: Girón Castro 2015. Clic para acceder a la fuente

Y por última, una tercera, en este caso de la University of Oxford que mantiene una página sobre plagio para sus estudiantes:

El plagio según la Universidad de Oxford. Clic para acceder

La legislación no ayuda

La legislación (al menos la española) da por supuesto que los casos que afectan a la propiedad intelectual se refieren a vulneraciones de derechos patrimoniales vinculados con producciones de amplio potencial de explotación económica, como música, guiones cinematográficos u otras obras artísticas o literarias.

Cuando hablamos de plagio en el contexto académico, creo que es mejor dejar al lado la legislación y referirse en su lugar a la ética del trabajo científico, a las normativas académicas y al compromiso contra el plagio que caracteriza a las mejores universidades.

¿Cuando el plagio equivale a un fraude y cuando a un error?

Lo que marca la diferencia entre el fraude y el error son la conjugación de dos elementos:

  • La extensión del plagio, esto es su importancia cuantitativa.
  • La significación de los contenidos plagiados según su ubicación, esto es su importancia cualitativa.

En primer lugar, puede parecer extraño que vinculemos el error a la extensión. Pero la razón es fácil: la ocurrencia puntual de un plagio, es evidente que puede ser un error. Por el contrario, un caso reiterado de páginas completas plagiadas en un mismo trabajo es imposible que sea debido a un error. En segundo lugar, la ubicación también es importante. Mientras que nunca es disculpable, es (aún) más grave una ocurrencia de plagio en los resultados que en el marco teórico.

Pero vamos a verlos con más detalle. Vamos a situarnos en dos extremos para intentar tipificar los casos de error vs fraude (para lo cual me baso en casos reales en los que me he visto involucrado como evaluador):

  • Error: en el extremo menos grave, podemos tener unas frases o líneas de texto en el marco teórico que el autor no ha atribuido a su verdadero autor. Si lo hizo por error, descuido o pereza, queda a su conciencia. Lo importante es que puede ser un error. Y la duda debe ir en beneficio del autor. Si se descubre a tiempo, el supervisor reclamarán la debida corrección; si ya no se puede subsanar el error, esto puede implicar una rebaja en la calificación final en función de los criterios manejados por el tribunal y del caso concreto. Obsérvese que señalar que las consecuencias de esta caso de mala praxis son limitadas no equivale a decir que sea aceptable en ningún grado. La hemos calificado de error y de mala praxis por algo.
  • Fraude: en el otro extremo, podemos tener una tesis doctoral con decenas de páginas completas directamente copiadas y pegadas en el cuerpo de un trabajo académico, y a lo largo de las diversas partes del mismo. Esta clase de fraude debería llevar a la imposibilidad de presentar el trabajo para su evaluación si se descubre a tiempo y sin perjuicio de otras medidas disciplinarias. Si se descubre a posteriori, con, por ejemplo, el título de doctor ya concedido, es evidente que se trata de un problema de muy complicada solución. Despojar a alguien de un título académico es algo gravísimo, y de ninguna manera debe de ser fácil, ni mucho menos. Lo menos que debe suceder es que una comisión decida con una buena instrucción y tras escuchar al afectado. El caso de los artículos científicos es otra cosa. Las revistas simplemente retiran el artículo (retracción es el término técnico) y es como si nunca se hubiera publicado. Pero no tenemos el equivalente a la retracción en el caso de los títulos académicos, y seguramente es bueno que sea así.

Obviamente, tenemos todos los casos intermedios posibles, y aquí es donde hay que valorar, como siempre, cada caso, uno a uno. Esto es esencial. Cuando aparece un posible caso de plagio, antes de tomar medidas, en especial, si son severas, hay que considerar cada caso en su especificidad, recabar informes y escuchar a la persona afectada.

Pero, de nuevo, el hecho de señalar que existen grados en el plagio, que van desde un lamentable, pero simple descuido, hasta casos graves de deshonestidad intelectual, no implica que haya grados de plagio aceptables. Una cosa es la gravedad, otra la aceptabilidad.

Realmente, también puede haber casos donde sea imposible discernir cuando se trata de una cosa u de otra, pero sigue sin afectar a la naturaleza indeseable del plagio.

Una cosa es tener problemas epistemológicos (no siempre podemos saber qué ha pasado) y otra tener problemas ontológicos (no debemos tener dudas sobre la naturaleza inaceptable del plagio).

Otras tipologías

Hay otras tipologías sobre el plagio que puede ser de interés considerar, como la de la ya mencionada de la University of Oxford:

En esta tipología se citan las siguientes variedades (tomamos la denominación y las líneas de definición que siguen de la página anterior).

Tipos de plagio según University of Oxford:

  • Verbatim (word for word) quotation without clear acknowledgement
  • Cutting and pasting from the Internet without clear acknowledgement [o de cualquier fuente, añadiríamos nosotros]
  • Paraphrasing. Paraphrasing the work of others by altering a few words and changing their order, or by closely following the structure of their argument, is plagiarism if you do not give due acknowledgement to the author whose work you are using.
  • Collusion. This can involve unauthorised collaboration between students, failure to attribute assistance received, or failure to follow precisely regulations on group work projects.
  • Inaccurate citation. It is important to cite correctly, according to the conventions of your discipline. As well as listing your sources (i.e. in a bibliography), you must indicate, using a footnote or an in-text reference, where a quoted passage comes from.
  • Failure to acknowledge assistance. You must clearly acknowledge all assistance which has contributed to the production of your work, such as advice from fellow students, laboratory technicians, and other external sources.
  • Use of material written by professional agencies or other persons. You should neither make use of professional agencies in the production of your work nor submit material which has been written for you even with the consent of the person who has written it.
  • Auto-plagiarism. You must not submit work for assessment that you have already submitted (partially or in full), either for your current course or for another qualification of this, or any other, university, unless this is specifically provided for in the special regulations for your course.
    Fuente: https://www.ox.ac.uk/students/academic/guidance/skills/plagiarism

¿Cómo puede evitarse el plagio en obras académicas?

Para evitar el plagio, necesitamos tres cosas: (1) citar en el cuerpo del trabajo, y referenciar en la bibliografía la obra de la que tomamos los contenidos; (2) atribuir sin ambigüedad estos contenidos a su autor, y (3) delimitar con precisión el alcance de los contenidos tomados en préstamo. Vamos a considerar estos puntos por separado.

1. Citar y referenciar

Citar consiste en incorporar cada una de las fuentes utilizadas en la elaboración de un trabajo. Esto se hace en el cuerpo del mismo, cuando escribimos cosas como esta: «según Fulano de Tal (2019), sucede esto y lo otro en estas y aquellas circunstancias mientras que otros autores como Zutano (2016) o Merengano (2007) sostienen que…».

Referenciar por su parte, consiste en añadir la referencia bibliográfica que sitúa la fuente de la cita y permite a otros investigadores localizarla. Esta referencia se puede poner en el pie de página o (mejor) en la bibliografía final. En el ejemplo utilizado consistiría en añadir a la bibliografía las referencias completas del sistema parentético utilizado en la forma «Fulano de Tal (2019, etc.». Esto es lo que permite otros investigadores comprobar si estas citas son correctas o conocer fuentes adicionales sobre el tema de las que no tenían constancia.

De esta operación deberían caer por su peso las dos que siguen. Esto es, si la cita se hace de modo adecuado, se completarán también las otras dos partes de manera automática. Pero como no siempre se hacen las cosas del todo bien, nosotros la diferenciamos al menos a efectos analíticos para poder fijar mejor los conceptos.

2. Delimitar

Delimitar consiste en utilizar alguna convención exenta de ambigüedad para señalar dónde empieza y dónde acaba el contenido tomado de obras ajenas, ya sea cuando usamos citas literales o cuando parafraseamos.

En el caso de citas literales se puede entrecomillando la totalidad del contenido ajeno, desde que empieza hasta que acaba, cuando la cita literal ocupa solamente hasta dos líneas, o bien destacándose en un párrafo aparte con una tipografía diferenciada para conseguir que quede claro igualmente donde empieza y dónde acaba el fragmento reutilizado.

Esto sirve también cuando usamos una argumentación (parafrasear) que no utiliza citas literales pero se hace siguiendo las ideas de otros autores.. En estos casos es igualmente necesario dejar claro dónde empiezan y acaban las ideas que estamos parafraseando.

3. Atribuir

La atribución se produce cuando conectamos sin ambigüedad la fuente con los contenidos de terceros tomados en préstamo. Es el punto clave, porque es la síntesis de todo, aunque para esto necesitamos los otros dos componentes.

En resumen, para utilizar de forma legítima  contenidos ajenos, la única fórmula posible es:

citar + delimitar + atribuir

La fórmula anterior puede parecer un exceso de formalismo, incluso puede parecer repetitiva, pero hemos visto todo tipo de malas praxis basadas en la ausencia de cualquiera de los tres elementos.

Por ejemplo, a veces se utilizan palabras ajenas en el cuerpo del trabajo y no se atribuyen a su verdadero autor, pero no se añade la fuente, la referencia original, a la bibliografía. Otras veces se cita al autor de las ideas tomadas en préstamo, pero no se les atribuyen con claridad las ideas o los contenidos que después aparecen, con lo cual el lector creerá que son del autor del trabajo. Los así pillados en falta alegan no haber cometido plagio por el hecho de haber puesto la referencia en la bibliografía o por haber citado al autor en el cuerpo. Pero al no haber delimitado y no haber conectado los contenidos ajenos con su verdadero autor, el hecho de que aparezca en la bibliografía o que se haya mencionado al autor en el cuerpo del trabajo no soluciona el problema ni mucho menos.

¿Existe alguna cosa tal como el autoplagio?

Respuesta corta: no.

Respuesta larga: el concepto de autoplagio, en sí mismo, es una contradicción. Aunque todos lo hemos utilizado alguna vez, lo más adecuado sería llamarlo de otro modo. El Committee on Publication Ethics (COPE) propone denominarlo text recycling. La cuestión es que parece haber un acuerdo según el cual, a diferencia del plagio, en el caso de contenido reciclado podemos tener grados aceptables.

Por ejemplo, algunas revistas científicas aceptan artículos que contienen contenido reciclado siempre que: (a) el porcentaje de nueva creación sea superior a un determinado umbral (p.e. al 60%), que esta circunstancia (b) sea declarada explícitamente, (c) que los contenidos reciclados sean identificados y la fuente original sea citada en la bibliografía. Lógicamente, esto no significa que un artículo que cumpla estas condiciones vaya a ser aceptado. Hay factores adicionales que son propios de cada caso, como la calidad y significación del nuevo aporte, y de cualquier manera siempre es un riesgo mandar un trabajo con contenido reciclado.

COPE añade la importante precisión que el contenido reciclado es especialmente comprensible (en el caso de artículos de investigación) si se mantiene en apartados como la metodología:

Use of similar or identical phrases in methods sections where there are limited ways to describe a common method, however, is not uncommon. In such cases, an element of text recycling is likely to be unavoidable in further publications using the same method

COPE. Text recycling guidelines

En el caso de las editoriales de libros también son habituales los casos de contenido reciclado. Algunas ediciones consisten en compilaciones de trabajos publicados anteriormente, de lo que se debe informar con el detalle de las fuentes originales en alguno de los apartados introductorios. Estas compilaciones pueden haber sido revisadas expresamente para la nueva edición y esto lógicamente justifica aún más la edición al aportar un valor añadido: la compilación en sí misma y la labor de edición global que añade coherencia al conjunto en beneficio del lector.

Con todo, hay otros aspectos con el contenido reciclado que lo aproximan al fraude cuando el material reutilizado ha sido cedido para su explotación exclusiva a terceros, bajo algún tipo de contrato, pese a lo cual, el autor lo reutiliza en otros contextos. Pero se trata de una cuestión muy distinta de la que nos ocupa ahora.

Trabajos de estudiantes

Ya hemos señalado que las universidades pueden tener políticas muy claras sobre el plagio que incluyan el contenido reciclado. Un buen ejemplo es la University of Oxford, que ya hemos visto que maneja abiertamente el concepto de autoplagio en el caso de trabajos académicos de los alumnos, aunque también señalan lo siguiente respecto a su interdicción: «unless this is specifically provided for in the special regulations for your course».

Otro ejemplo es el de la Walden University, que, en una línea similar, también permite y a la vez establece límites estrictos al text recycling (citing yourself): debe ser muy limitado, contar con la autorización del supervisor y ser identificado apropiadamente. En sus propias palabras: «In other words, reuse previous work sparingly, use it only with good reason and your instructor’s permission, and cite it using APA format».

En síntesis: reutilizar contenidos propios no es lo mismo que plagiar. Puede haber porcentajes, siempre limitados, de contenido reciclado que sean legítimos si se atienden a determinadas restricciones como las que hemos examinado.

¿Puede un trabajo académico ser completamente original?

Respuesta corta: no.

Respuesta (solo) un poco más larga: no debería serlo.

Es imposible que el cien por cien de un trabajo académico de calidad (p.e. una tesis doctoral) sea original. Es igual de imposible que lo sea un artículo científico. Y tampoco es deseable. Tal vez un poema, una canción o una novela pueden ser cien por cien originales, pero un trabajo científico, no.

La ciencia es acumulativa. Por esta razón, si alguien dice que su obra es totalmente original, solo puede tratarse de pseudociencia. El autor de una obra académica que asegure que su obra no se basa en ninguna anterior lo más probable es que se trate de un estafador.

Por tanto, no existe ninguna contradicción entre la imposibilidad de la originalidad de un trabajo académico con el rechazo al plagio. Se rompe esta (aparente) contradicción con el simple hecho de atribuir los contenidos tomados en préstamo de otras obras. Fin de la contradicción.

Conclusiones

La posmodernidad puso de moda dudar de las cosas más evidentes (perdón por el sesgo). Alguien puede decir que no sabe, honestamente, de dónde tomó todas y cada una de sus ideas y que por tanto no puede estar seguro de haberlas atribuido todas de forma correcta.

Pero esto tiene poco que ver en realidad con el plagio que aparece día sí y día también, en los medios de comunicación en relación a algunos de nuestros políticos y personajes mediáticos.

Cuando los medios denuncian plagios, o cuando la universidad los detecta siempre se trata de groseras operaciones de copiar y pegar. Aquí no es posible alegar teorías sobre la intertextualidad o tonterías semejantes. Alguien marcó con el cursor una porción de texto, usó el comando de copiar y después usó el de pegar en otro documento. ¿Dónde está aquí el descuido? Al contrario, hay una muy consciente acción que requiere mucha atención y mucho cuidado. No hay ningún descuido.

Hay zonas de sombra en casi todas las cosas de la vida, pero los principales casos de plagio que necesitamos combatir con energía y determinación no son una de estas zonas. Siempre que hablamos de plagio hablamos de burdas operaciones de copiar y pegar, por eso resulta tan ofensivo que haya seudoteorías que discutan su verdadera consideración.

El verdadero problema es la perversión intelectual

Para dar otra vuelta de tuerca, y bajando al terreno personal, si soy sincero, me preocupan poco los casos concretos de plagio en sí mismos. Además, ya hemos dicho que hay grados.

Me preocupan mucho más los intentos de manipulación que aparecen después de cada caso de plagio que afecta a algún personaje importante, ya que inevitablemente intenta hacerse creer a la opinión pública que algún porcentaje de plagio es aceptable.

Mientras que puedo entender un error (básicamente porque yo me equivoco mucho) no puedo aceptar de ninguna manera ningún intento de perversión intelectual que nos quiera hacer creer una aberración semejante como que, en determinados porcentajes, el plagio es aceptable.

Para saber más