Redacción de artículos científicos · 4: Article Processing Charges (APC), servicios para autores, SEO académico

Los dos grandes impactos de la investigación científica

Los cargos por costes de publicación, o APC, los llamados servicios para autores y el SEO académico son los tres temas con los que cerramos esta serie de 4 artículos dedicada a la redacción de artículos científicos.

Navegación rápida: acceso directo a los temas principales

En episodios anteriores…

A continuación mostramos el contexto y los enlaces a las partes ya publicadas antes de pasar a los que nos ocupan en esta cuarta y última entrega:

Primera entrada > ya publicada

  • Naturaleza
  • Fases
  • Autoría

Segunda entrada > ya publicada

  • Estructura
  • Estilo
  • Composición

Tercera entrada > ya publicada

  • Revista
  • Manuscrito
  • Revisiones

Cuarta entrada >esta entrada<

  • APC
  • Servicios para autores
  • SEO académico

Una vez situado el contexto, vamos a por los temas de esta entrega.

Article Processing Charges (APC)

Los Article Processing Charges o cargos por procesamiento de artículos son los gastos que generan en una revista científica los proceso de evaluación, edición y publicación de artículos. Se suelen asociar a las revistas open access, pero los APC siempre existen, tanto en revistas tradicionales como en revistas open access.

La diferencia es que algunas revistas open access, como modelo de financiación, facturan los APC a los autores, de este modo pueden renunciar a las suscripciones y ofrecer todos o parte de sus contenidos en abierto. Por su lado, las revistas tradicionales, los compensan a través de las suscripciones. Ahora bien, hasta donde yo sé, ninguno de los dos modelos escapa a las críticas.

Sucede que, en el caso del open access, esto es una fuente continua de malentendidos e incluso de manipulaciones demagógicas. La más conocida de ellas es la que asegura que los autores, además de trabajar gratis para las revistas académicas, tienen que pagar por publicar. Si uno se toma esto en serio y no desea destruir el sistema editorial académico internacional de manera inmediata, es que no tiene corazón. Pero esperen. Tal vez lo que sucede es que el modelo se puede criticar todo lo que queramos, pero la idea precedente carece de sentido. Veámoslo y vayamos por partes.

¿Qué cubren los APC?

Entre las partidas de gasto más significativas en las que incurre una revista podemos citar las siguientes (aunque seguro que los editores de revistas serían capaces de señalar algunas más):

  • Procesos de evaluación interna y de selección y admisión o rechazo de manuscritos.
  • Procesos de evaluación externa (peer review), relaciones con los evaluadores y el autor de correspondencia.
  • Edición, revisión del estilo y de la ortotipografia de los manuscritos, así como verificación de datos, referencias, etc. una vez aceptados.
  • Envío y revisión de galeradas.
  • Preparación y maquetación del artículo.
  • Publicación en formato digital  y, en su caso, en forma impresa, más gastos de transporte en este último caso.
  • Mantenimiento de la plataforma digital de la revista, incluyendo gestión de DOIs, url permanentes, etc.
  • Acciones de difusión y promoción de los artículos
  • Subvenciones para autores exentos de APC.
  • Atención al público general y a autores y evaluadores.

En el penúltimo punto hemos señalado que algunas editoriales cubren también mediante el APC las exenciones (APC waivers) o descuentos que hacen a autores con menos recursos. Este es un punto de muy importante que deberían contemplar todas las editoriales con APC para incorporar en lo posible elementos de responsabilidad social a su modelo de ingresos.

Todo lo anterior forma parte del así llamado Article Processign Chargeo APC. Los APC tienen un importe que va desde varios cientos de euros, hasta varios miles, según países y tipos de revistas. Las revistas anglosajonas suelen tener APC más altos que las de otros países (p.e., las españolas) y las revistas de ciencias, suelen tener APC más altos que las de ciencias sociales y humanidades.

El rango de los APC suele ir de unos 1.500 euros hasta unos 3.500; con el rango de 1.500-1.800 euros como el más habitual, al menos en Ciencias Sociales y Humanidades.

Nadie trabaja gratis

Ya hemos visto que procesar un artículo para que pueda ser publicado por una revista científica tiene unos costes asociados, cosa que se suele olvidar cuando algunos se preguntan, no sin ingenuidad, porqué las editoriales reclaman ingresos si los autores trabajan gratis.

Es una pregunta ingenua porque las editoriales tienen empleados y proveedores para poder llevar a cabo las actividades que hemos visto más arriba, aunque no paguen por los artículos. Los primeros esperan cobrar sus honorarios y los segundos, sus facturas. Por tanto, para que exista la comunicación académica los APC tienen que ser asumidos por alguien. Hay al menos tres posibilidades:

  • Los asumen los suscriptores: es el modelo tradicional. No es un modelo exento de críticas. Por un lado, porque va contra la ciencia abierta: no todos los países ni todas las universidades pueden pagar tantas suscripciones como podrían necesitar, por lo tanto, es un modelo injusto. Por otro, recibe críticas por la sencilla razón que hemos indicado antes: hay una perspectiva naïf que no entiende que las editoriales tienen empleados y proveedores a los que hay que pagar.
  • Los asumen los autores: en base a cargar los APC a los autores, esto permite el open access para beneficio de toda la humanidad. Lo ideal sería que ningún autor tuviera que asumir los APC de su bolsillo. Pero también genera críticas.
  • Los asumen alguna entidad que actúa a título de mecenazgo o similar. Las universidades parecen el actor ideal para este rol, como demuestran que ya es así en el caso de muchas y excelentes revistas. Parecería, a priori, el modelo mejor. Si a mí me preguntaran, votaría por él. Pero dudo mucho que dejara de tener problemas potenciales si se generalizara de manera universal: endogamia, burocracia, etc., por lo cual ¿adivinan? también generaría críticas. En todo caso, lo importante es que tampoco implica que no acabe pagando alguien. Lo pagan los contribuyentes si la universidad es pública, o los estudiantes vía matriculaciones, si es privada. Pero siempre paga alguien. Lo contrario sería creer en el vudú.

Los autores tampoco trabajan gratis

Los autores, por su parte, cobran un sueldo de las universidades o centros de investigación en los que trabajan, y dentro de cuya dedicación laboral y como parte de sus funciones, investigan y escriben artículos.

Luego, no es cierto que los autores trabajen gratis si perciben honorarios por hacer estas labores. En España, y supongo que en la mayoría de las universidades del mundo, los profesores de universidad, notablemente en las universidades públicas pero también en las privadas, tienen que dedicar parte de su jornada laboral a investigación, lo que incluye investigar y reportar esas investigaciones en forma de artículos o libros.

Además, en la mayor parte de las universidades de nuestro entorno, los autores ven mejorados sus contratos a partir de evaluaciones en las cuales la publicación son uno de los puntos clave. Por tanto, escribir artículos científicos no solo es parte de sus obligaciones laborales, sino que les permite mejorar sus contratos.

Pero es que, además, las propias universidades ven mejorados sus rankings y sus posibilidades de financiación en función de lo que publican sus profesores. ¿Ven por dónde van las cosas? En esta relación todas las partes obtienen algo.

¿Y qué hay de los investigadores predoctorales -se pueden preguntar ustedes-? Algunos de estos, ciertamente tienen becas o ayudas, pero no todos, por desgracia. En este caso, los investigadores predoctorales publican artículos como parte de su formación, y a cambio de un número (reducido) de los mismos, típicamente, entre dos y tres, reciben el título académico de doctor, que es el que abre las puertas a su carrera académica. En situación ideal, los APC se cubren por el proyecto del director de la tesis, si el doctorando forma parte del mismo. En todo caso, recordemos que publicar artículos como parte de una tesis doctoral es una acción voluntaria.

El punto importante es que también los investigadores predoctorales, si optan por publicar, obtienen una contrapartida por sus publicaciones, a saber, un título de doctor, que puede ser la puerta que les lleva a nuevos contratos u otro tipo de oportunidades. Por otro lado, las tesis por compendio eximen a los doctorandos de tener que escribir cientos de páginas, les aporta al menos parte de los requerimientos para futuras acreditaciones, es decir, les reporta otras ventajas adicionales, , etc.

En resumen, nadie trabaja en el ámbito de la comunicación académica a cambio de nada, por más que lo pueda parecer. Sería un modelo estúpido y no se sostendría. En cambio, si se sostiene, y esto es así en todo el mundo, cabe suponer que en realidad aporta algo a todas las partes.

En concreto, para los autores tiene sentido asumir APC, idealmente a cargo de proyectos. Pero incluso puede tener sentido asumir ocasionalmente APC a cargo de su bolsillo, si con ello van a poder aumentar sus ingresos, asumir un contrato mejor y/o consolidar sus carreras. Cualquier economista nos explicaría que es una transacción racional. Yo mismo lo he hecho en alguna (pocas) ocasiones. Y lo he hecho por puro interés egoista. Naturalmente, prefiero no tener que asumir nunca tales gastos, y aspiro a no tener que hacerlo nunca, ni ahora ni en el futuro. Lo vemos en el siguiente punto.

Pero, ¿quién paga realmente los APC?

Hemos dado todo el tiempo la sensación de que los APC, al ir a cargo de los autores, los pagan estos de su bolsillo y que el importe lo asume un solo autor. Hay que aclarar que aunque esto puede ser así a veces, no lo es siempre, y seguramente no lo es la mayor parte de las veces. Por el contrario, la mayor parte de las veces, hasta donde sabemos, los APC los acaban pagando los proyectos financiados, que a su vez, se financian con fondos públicos.

De nuevo, si tengo que recurrir a mi propia experiencia y la de mis colegas de los que tengo noticia, aunque algunas vez hemos asumido APC de nuestro bolsillo, esto ha tenido lugar en raras ocasiones, y nunca lo ha hecho un solo autors, sino que hemos repartido la carga entre los dos o tres coautores. Pero la mayor parte de las veces, en realidad han sido los fondos de los proyectos destinados a tal fin los que se han hecho cargo.

El modelo es altamente mejorable

¿Quiere esto decir que no podemos criticar el modelo? Todo lo contrario, pero es deseable hacerlo en base a cómo funciona realmente, no en base a una visión amarillista, o de lo contrario, la crítica será igual que dar patadas a un caballo muerto. ¿Tiene defectos este modelo? Es clarísimo que los tiene.

Primero, lo ideal es que los autores nunca tuvieran que asumir los APC de su bolsillo. Estos deberían quedar siempre cubiertos o bien a través de sus proyectos, o bien con políticas de apoyo de agencias de gobierno o de sus universidades o bien por la existencia de una red cada vez más amplia de revistas open access con suficiente mecenazgo como para funcionar sin APC cargo de los autores.

Por supuesto, lo anterior es la línea óptima pero realista. Si me preguntan a mí, lo ideal sería que los autores no tuvieran que afrontar nunca los APC, ni siquiera con cargo a sus proyectos, pero tengo dudas de que esto sea algo más un deseo.

Segundo, no todas, por suerte, pero la muchas de las revistas con mayor impacto en ciencias sociales no son open access. No es necesario asumir APC para publicar en ellas, pero la publicación no queda en abierto de forma nativa. Hay remedios, como el recurso al autoarchivo (vía verde) con la versión de los autores, pero el artículo maquetado en la fuente original (la revista) siempre permanece cerrado. O sea en el modelo actual hay que elegir entre asumir APC, y no siempre los autores disponen de financiación, o asumir que su articulo no se publicará en abierto de forma nativa en la fuente original.

Otro problema son los importes de los APC. No parece lógico que haya el rango de precios que se puede observar ahora entre editoriales e incluso entre revistas de la misma editorial. Cierto, puede haber diferencias de costes entre países y puede que entre tipos de artículos. Por ejemplo, en algunas disciplinas puede haber más problemas de edición y maquetación de fórmulas, diagramas, imágenes, etc., que en otras Pero creo que falta algun tipo de estándar o de bases de cálculo de los APC que no ahogue a las editoriales, pero que despejen la duda de tarifas abusivas.

También necesitamos algún estándar sobre transparencia de los APC. Las revistas que han optado por este modelo para poder publicar en abierto deberían acordar o aceptar algún tipo de políticas de transparencia voluntaria sobre la distribución de los ingresos obtenidos con sus APC. De esta distribución debería formar parte una partida o un porcentaje para ofrecer descuentos o exenciones de los APC a ciertos colectivos. Por ejemplo, exenciones a ciudadanos de países en desarrollo o descuentos a autores que han llevado a cabo evaluaciones de artículos para esa revista.

Alternativas

¿Cual sería el modelo ideal? Posiblemente, los acuerdos transformativos sean los que están marcando el modelo futuro. A grandes rasgos, se trata de que la masa monetaria que las universidades pagan actualmente por las suscripciones a revistas tradicionales, se vayan dedicando progresivamente a soportar los APC de sus colectivos respectivos.

En el escenario ideal todas las revistas pasarían a ser open access, y los APC los pagarían las universidades con la masa monetaria que ahora dedican a las suscripciones, por lo tanto no habría un desembolso neto superior y el open access sería el modelo de publicación universal. Pero, ¿lo adivinan? también va a generar críticas porque nos lleva al punto de partida del «pagar por publicar».

Otra opción es la que defienden algunos estudiosos, según la cual, sería ideal que las revistas académico-científicas fueran soportadas mediante alguna forma de mecenazgo de modo que no tuvieran necesidad de aplicar APC, y en concreto, nadie mejor para esta labor que las universidades ejerciendo de editoras o asumiendo la financiación de las editoriales académicas.

Personalmente me gusta este modelo, que por otra parte ya funciona en muchos casos y con notable éxito. Otra cosa son las posibilidades reales de su universalización. Muchas revistas de impacto dependen de empresas comerciales y es difícil imaginar como podrían pasar todas al sistema del mecenazgo. Seguramente ni es posible tal cosa, ni estoy seguro que sea siempre lo deseable. Con seguridad, tampoco estaría estaría exento de críticas, justo por una universalización que levantaría todo tipo de suspicacias, pero en cualquier caso, esto es una mera especulación.

Mientras tanto…

Por lo tanto, mientras no tengamos el modelo ideal (mediante acuerdos transformativos o mediante mecenazgo), el modelo de open access soportado por los autores no es, ni mucho menos, la clase de locura con la que a veces nos presentan el modelo de «pagar por publicar».

Ya hemos visto que es una opción racional al menos en algunas situaciones. En todo caso, si bien ya hemos dicho que no es óptimo, es mejor, o si prefieren, menos malo que el modelo tradicional en el que no existía el open access. En todo caso, nadie está obligado a pagar por publicar, ni siquiera si se desea publicar en abierto. Ver el punto siguiente a este respecto.

Recomendaciones para investigadores predoctorales

El punto para investigadores predoctorales, si están haciendo una tesis por compendio, es que les conviene cursar doctorados en departamentos o facultades que tengan grupos de investigación reconocidos con capacidad para captar financiación.

Estos grupos obtienen financiación de manera frecuente y lo habitual es que una parte de esta financiación se destine a cubrir los APC. En general, por la misma razón les conviene tener directores de tesis que formen parte de estos grupos y que participen en investigaciones financiadas, de este modo podrán cargar los APC de los artículos si la investigación de su tesis forma parte del proyecto.

De todos modos, hay que entender que el investigador predoctoral no disponga de la posibilidad de cargar los APC a un proyecto financiado. En este caso, debe valorar si le compensa afrontar APC para conseguir su doctorado o prefiere elegir revistas libres de ellos. En tal caso, hay dos opciones principales y ambas permiten respetar la ciencia abierta:

  • Buscar revistas open access sin APC (hay donde elegir, por suerte, al menos en ciencias sociales, y supongo en casi todos los ámbitos).
  • Buscar revistas tradicionales pero con políticas de autoarchivo lo más abiertas posibles, para poder difundir el artículo fuera de la plataforma de la revista mediante repositorios, aunque sea en el formato del autor, es decir, sin la maquetación de la revista.

En realidad, no es posible pagar por publicar

Para cerrar este apartado, se entiende el significado de la expresión «pagar por publicar» si es una forma simple de referirse a los APC con cargos a los autores. Pero no tiene sentido si se entiende, como a veces de hace de forma maliciosa, como una forma de conseguir publicar sin pasar por evaluaciones.

En las revistas open access con los APC a cargo a los autores, el derecho a publicar no procede de una transacción económica, sino de haber superado unas evaluaciones. Si el manuscrito no supera el proceso el escrutinio editorial y el proceso de peer review, ni siquiera existe la opción de pagar.

Por tanto, pagar por publicar significa que los APC van a cargo de los autores en caso que el manuscrito supere las evaluaciones, no que se compra el derecho a publicar. En sentido estricto no existe tal cosa como pagar por publicar en el seno de las revistas académico-científicas genuinas. Una situación similar sería decir que uno paga por obtener un título académico, dado que hay que pagar una matrícula cada curso. Pero pagar no es lo que da derecho al título.


Servicios para autores

Creada la necesidad, creada la oferta. Es así como emergen los mercados. Los autores tienen una cierta lista de necesidades que pueden intentar satisfacer por sus propios medios, o que pueden externalizar. En este, como otros, tenemos un mercado que podemos llamar blanco y otro que podemos llamar negro o al menos gris.

El mercado blanco

Al mercado blanco lo llamamos así porque oferta servicios legítimos. Entre las más habituales:

  • Buscar e identificar la revista más idónea para reportar cada investigación.
  • Revisar el estilo y la adecuación del manuscrito a los requerimientos de la revista elegida.
  • Traducir el manuscrito a otros idiomas (p.e. al inglés).
  • Revisar la versión en inglés cuando el autor no es nativo o necesita asegurar un nivel de redacción óptimo.

Algunos o todos estos servicios los cubren empresas independientes, pero también los proporcionan algunas editoriales de revistas científicas. Vemos que la característica es que ninguno de sus servicios implica la redacción del manuscrito. Esto debe ir siempre a cargo de los autores. Algunos ejemplos son los servicios para autores de Taylor and Francis o Wiley, por lo que hace a editoriales, y los de Enago o Chovet por lo que hace a empresas independientes.

El punto principal es que se trata de servicios que se aplican a un manuscrito que ha sido redactado por los autores, y que reporta una investigación original. Los servicios para autores legítimos solo intervienen a partir de esto.

En otra entrada de este sitio, dedicada a analizar in extenso servicios para autores, con un análisis de siete casos, el lector interesado puede profundizar en el tema.

El mercado gris o negro

La oferta de este mercado incluye servicios que al menos a primera vista parecen parcial o totalmente ilegítimos (por algo hemos dicho que es el mercado gris o negro). Esto es así, al menos si se toman literalmente tal como se anuncian.

En estos casos, los servicios que aparentan ofrecer incluyen la producción ex novo de artículos y de tesis doctorales a cambio de una remuneración, con lo que se produce una falsedad en la autoría y seguramente otras. Algunas empresas, como si así se remidieran, anuncian enfáticamente que sus trabajos están libres de plagio. Por supuesto, dado el fraude inicial que supone producir tesis o artículos para terceros, la credibilidad de que no sean trabajos plagiados no parece muy alta.

Parece legítimo que un autor contrate cualquiera de los servicios del mercado blanco, como la traducción del artículo o la revisión de la adecuación del manuscrito a los requerimientos de la revista. En cambio, debería quedar fuera de toda consideración el uso de servicios grises, y no digamos negros.


SEO académico

Podemos definir el SEO académico (o ASEO por el acrónimo inglés de Academic SEO), como el conjunto de prácticas que tienen por objeto incrementar el impacto académico y social de las producciones académicas. Para parte de lo que sigue, seguimos un trabajo anterior dedicado al ASEO, al que remitimos a los interesados en profundizar en esta parte.

Aquí, señalaremos que el procedimiento principal por el cual el SEO académico intenta conseguir sus objetivos es mediante la visibilidad de la producción académica. La razón es tan simple que casi produce apuro enunciarlas: para que un trabajo tenga impacto, antes debe ser leído, y para ser leído, antes debe ganar visibilidad, esto es, debe alcanzar con la mayor eficacia posible a su audiencia potencial.

El impacto académico se mide principalmente por citaciones, lo cual está mediado por una relación autor-autor. Es decir, un autor cita trabajos de otros autores. Esta relación está en la base de nuevas investigaciones. A su vez, es la base del progreso científico, dad su naturaleza acumulativa.

Por su parte, el impacto social requiere que el trabajo llegue audiencias más amplias. En concreto, a profesionales y responsables de políticas, pero también a periodistas, políticos y profesores de ámbito no universitarios, siempre según cada caso. Es decir, el impacto social implica una relación entre autores y audiencias amplias, y genera una diversidad de productos, entre los que podemos señalar recomendaciones, intervenciones, políticas, guías, buenas prácticas, etc.

SEO académico PRE vs POST

El otro punto que queremos mencionar aquí es que hay al menos dos momentos teóricos de intervención del SEO académico, a saber, antes y después de la publicación de los trabajos.

Pre publicación 

Esta fase interviene durante la producción del trabajo académico, típicamente durante la redacción de los manuscritos. Se refiere a optimizar el contenido del artículo pensando en la indexación y la interpretación del contenido del mismo por parte de los buscadores académicos.

En esta fase, se trata de optimizar el uso de palabras clave en el título, en las keywords, en el resumen y en determinados lugares del cuerpo del artículo, como en las tablas, pies de ilustraciones, títulos de las secciones, etc. De esta fase dependerá que el artículo sea filtrado y considerado relevante para determinadas búsquedas, justo aquellas que utilicen esas palabras clave. 

En el artículo anterior de esta serie dimos indicaciones concretas para el título, el resumen y las palabras clave.

Post publicación

Esta fase aparece una vez el trabajo ha sido producido y hecho público de alguna forma. Tiene dos elementos principales:

  • Propagación
  • Difusión

La propagación consiste depositar (auto-archivo) los artículos en al menos un repertorio abierto una vez publicado por la revista. Puede ser un repertorio institucional (altamente recomendado) como los que suelen tener las universidades, o incluso en el repertorio genérico de la UE (Zenodo) o en repertorios temáticos. Es opcional usar portales procedentes de la iniciativa privada como ResearchGate o Academia.edu.

La difusión consiste en promover la máxima difusión del artículo a través de las redes sociales, tanto académicas como convencionales y proporcionarle así la máxima visibilidad posible. Otras acciones adicionales dependerá de las posibilidades del autor o del grupo de investigación: publicar reseñas en el portal del grupo, p.e., incluirlo en newsletters, etc. De toda esta visibilidad, en teoría, dependerá el aumento de la probabilidad de citación.

El elemento inicial imprescindible: la identidad digital

Aunque lo señalamos al final, es un elemento inicial que incide en la carrera académica de todo autor, desde el inicio de la misma. Consiste en establecer un único formato de autoría, a fin de tener una identidad única como autores, así como en utilizar una firma compuesta por dos ristras.  Adicionalmente, podemos crear perfiles que refuercen esta identidad e incluso que registren las posibles variaciones en nuestro nombre de autor. Para conseguir que toda nuestra producción nos quede debidamente asignada, debemos seguir tres pasos:

Primero: usar únicamente dos ristras como formato para nuestra identidad de autores. Pongamos el caso de un autora cuyo nombre completo (en su DNI) señala María Ángeles Prado Martos (me he asegurado y creo que existe ninguna autora que se llame así). Para convertir este nombre compuesto por cuatro cadenas de caracteres en un nombre formado solo por dos, hay varias soluciones, y todas requieren el uso de guiones altos, para evitar que las bases de datos indexen el mismo nombre de formas diferentes en cada caso. Las opciones lógicas son las siguientes (nombre imaginario):

  • María Prado
  • Ángeles Prado
  • María-Ángeles Prado-Martos
  • María Prado-Martos
  • Ángeles Prado-Martos

Será cada autor quien elegirá la forma determinada en la que combina su nombre y apellido. Si la combinación de un nombre simple y un apellido único le confiere una identidad diferencial, no necesitará otras combinaciones. Pero si no es el caso, es cuando puede usar algunas de las otras mostradas en las que el guion alto será imprescindible.

Segundo: usar siempre las mismas ristras, publiquemos donde publiquemos y sea lo que sea que publiquemos. Por ejemplo, NO publicar a veces como «María Prado» y otras como «María Prado.Martos», etc.

Tercero: registrar nuestro perfil y todas las demás variaciones de nuestro nombre de autor en el sistema de identificación ORCID. Para autores de ámbitos específicos puede ser aconsejable registrarse además en otros sistemas de identificación (pero sin dejar nunca de usar ORCID) así como en las principales bases de datos internacionales WoS y Scopus.

El caso de Google Scholar: solo perfiles curados

Google Scholar merece una consideración específica. Dada su enorme adopción por parte de investigadores de todo el mundo y en prácticamente todas las áreas del conocimiento, es muy útil abrir un perfil en Google Scholar y hacerlo público, como acto de transparencia. También, por supuesto, como parte de una estrategia de «marca» personal.

Ahora bien, en este caso, el compromiso inherente que adquiere el autor que haga público su perfil de Google Scholar, es el de curarlo. No se puede tener un perfil en Google Scholar sin revisarlo regularmente para asegurarse que de que las citas y los trabajos atribuidos corresponden de manera exacta al autor.

O bien, el autor ajusta su perfil de modo que cada nueva cita o cada nuevo artículo debe ser validado manualmente, o bien verifica, uno por uno, cada comunicado automático de nueva cita o de nuevas publicaciones que le lleguen desde Google Scholar. Lo que es inadmisible es hacer publico un perfil y al mismo tiempo tolerar las asignaciones erróneas que Google Scholar va a ir haciendo al mismo de manera aparentemente inevitable, dados los frecuentes errores de su bot. Existe aquí una responsabilidad muy clara de curar el perfil o cerrarlo. También es cierto que la curación tiene otro lado: el de recuperar para nuestro perfil artículos que Google Scholar no ha sabido asignarnos de forma automática. Como sea, la curación siempre debe estar presente.

Conclusiones

En un conjunto de cuatro entregas, hemos intentado ofrecer una amplia panorámica de los aspectos que afectan a la redacción de artículos científicos, incluso considerando temas que quedan un poco antes o un poco después de la propia redacción del artículo. Para facilidad de los lectores, se indican las otras tres entregas:

Como sea, conocer lo mejor posible todas las dimensiones que tiene la redacción de artículos científicos debería formar parte de la formación de cualquier investigador predoctoral. No es realista pretender tener una formación completa como investigador sin conocer también estos aspectos.

Referencias

Enlaces útiles

Elsevier

Emerald

Enago Academy

Springer

Web of Science Academy

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